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Miquel Barceló

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Miquel Barceló nació en Mataró (Barcelona) en 1948 y es catedrático del departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universitat Politècnica de Catalunya, amén de un reconocido aficionado a la ciencia ficción. Barceló fue uno de los primigenios hackers españoles.

Miquel Barceló fotografiado por SINC

Contents

De becario con los primeros ordenadores

Estudió en la Escuela de Ingeniería Aeronáutica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), donde se sacó el título de ingeniero aeronáutico en 1970. Un año después se diplomaba en Ingeniería Nuclear por el Instituto de Estudios Nucleares de la Junta de Energía Nuclear de Madrid. Empezó a tocar ordenadores en 1968, en la UPM. Durante el curso 70-71 trabajó en el Centro de Cálculo de la UPM y, a la vez, en los ordenadores de la Junta de Energía Nuclear.

En la Escuela de Ingeniería Aeronáutica teníamos un profesor de matemáticas que estaba en una empresa, Conducciones Aeronáuticas, y era uno de los pocos usuarios que había a finales de los 60 de un 1401 de IBM. A los que éramos buenos en mates, que éramos un par, nos dejaba hacer programas con una calculadora Olivetti que compró. También recuerdo que había una Hewlett Packard de 5 Ks para invertir matrices. Era una época muy romántica, porque había pocos ordenadores, y también divertida: para enseñar su máquina a los clientes, IBM tenía un avión con la máquina dentro. Lo aparcaba una semana en el aeropuerto de Barcelona e invitaba a grandes empresas a verlo. En el último año de carrera fui becario de Iberia, que en el 69-70 ya tenían ordenadores, y tenían un 360 de IBM. Recuerdo que vimos una demostración del sistema 3 que nos hicieron desde Roma con una terminal en Madrid. [1]

Barceló recuerda su paso por la Junta de Energía Nuclear con cierto escalofrío:

Tenían una Sperry Rand, que era la marca grande que cubría Univac. Iba con tarjetas, tenía 5 Ks y era tan pequeña que el compilador FORTRAN se tenía que entrar en tres trozos. Hice algún programa para esta máquina cuando estudiaba ingeniería nuclear, de control de seguridad de núcleos. Pero acabé largándome porque pensé: si la seguridad nuclear de este país se hace así, apaga y vámonos. Además, entonces el Ministerio de Educación había comprado un Univac 1101, muy grande, teníamos un terminal y lo hacías entrar y te llevabas los listados de resultados. [2]

El hacking como diversión... en Bull

Después de doctorarse en Italia, volvió a España y empezó a trabajar en la incipiente informática comercial.

Hacíamos programas en Cobol, aplicaciones... Los vendedores vendían la máquina a grandes empresas que usaban los ordenadores para la contabilidad, facturaciones, nóminas, bancos y cajas que hacían transacciones...; les regalaban los cursos de formación, el software y tantas horas de un ingeniero de sistemas que les ayudase a montar aplicaciones. Yo hacía este tipo de cosas.[3]

Pero Barceló nunca fue un gris obrero de la informática: él era un hacker o, como explica, un loco de la informática.

Yo era un loco de esos que les gusta saber más cosas de las que hay que saber. Si a un tío se le rompía un disco y de 10 megas podía salvarle 9 y media, pues todo eso que le había salvado. Esto significaba hacer programas directos con ensamblador, acceder físicamente al disco, rastrear en el disco dónde están los bloques de información del fichero, irlos buscando..[4]

Cabe decir que en aquella época no se hablaba de hackers, ni en la prensa ni en los círculos informáticos, pues no se conocía tal palabra, que justo estaban inventando al otro lado del charco, en el Massachusetts Institute of Technology:

Yo era capaz de hacer cosas que mis compañeros no hacían y lo consideraban una chorrada, pero yo me divertía haciéndolo, con unos programas que eran como unas pinzas, reconstruyendo información y montándola en otro disco.

Por ejemplo, uno de los primeros programas comerciales que hice, en Bull, para gestión de "stocks". Lo hice con una máquina de 5 Ks de memoria. Lo lanzamos a las 9 de la mañana y a la 1 teníamos que ir a comer y no acababa. Todos hacían broma diciendo que se había metido en un bucle.

Lo cerré y, antes de ir a comer, hice una modificación para que cada registro que tratase pusiese 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8. Lo pongo a funcionar, me voy a comer. 1.200 y el programa continuaba: ¡duraba 3 horas y 40 minutos!. Como los programas no tenían para hacerles el seguimiento, se me ocurrió usar un visor como control de mantenimiento, para que hiciese de contador, programarlo en ensamblador y hacer visible que el programa tiraba para adelante, pues con aquellas máquinas era todo muy lento.

Este tipo de cosas, había gente que les hacía ilusión hacerlas y otros que pasaban, incluso algunos me reñían. Es hacer una cosa no habitual porque te apetece.[5]

Barceló trabajó como ingeniero de sistemas de Bull España desde 1972 a 1989. Entre otros recuerda un ordenador de esta empresa llamado G-58, una máquina pequeña con una versión de 5 Ks de memoria y otra de 10, con las que se divertían además de trabajar:

Teníamos un programa que lo ponías a rodar y hacía un bucle. Entonces, cogías un transistor cualquiera, lo acercabas a la unidad central de memoria y las interferencias radiológicas que salían de los circuitos de la máquina hacían sonar La Marsellesa. El G-58 no tenía juegos, pero los hacíamos nosotros, como el juego de los palitos, es un programa sencillo, para demostraciones. Esto era el hacking a principios de los años 70, el hacker que sabía más informática de lo habitual y hacía cosas insospechadas. Era un hacking muy inocente, sin mala baba.[6]

Había más ocasiones para exhibir el espíritu humorístico de aquellos primigenios hackers. Barceló recuerda, en el Centro de Cálculo de la UPM, donde estuvo becado por la IBM en el curso 70-71, su actividad diaria de cada mañana: cargar en la impresora un programa, regalo del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), quien había vendido la máquina al centro. El programa hacía que los golpes de martillo de la impresora entonasen el himno norteamericano "Barras y estrellas". Otra diversión con las impresoras era crear programas que hacían dibujos con sólo mayúsculas y gradaciones de negro, uno de los más típicos era un cristo crucificado. Podría considerarse el antecedente más directo del arte ASCII.

El nacimiento del hacking para todos

Pero no sólo de diversiones vivían aquellos primigenios hackers, también de retos y solventar problemas:

En el año 80 estuve com una máquina que se llamaba Nivel 6, una máquina de comunicaciones. Cuando los de Telefónica pusieron el primer X25, había unos paquetes que había que contar de forma decreciente desde 64.000 o cuando empezases y Telefónica los contaba al revés. No les funcionaba, claro, hasta que les hice notar que el orden debía ser decreciente, no creciente.[7]

El hacking de entonces se hacía con sistemas propietarios y en ámbitos muy cerrados, de empresas para las que el conocimiento era dinero: sólo los técnicos de IBM, Univac o Bull tenían acceso a la información técnica necesaria:

El conocimiento técnico del informático de la empresa era pequeño, mientras que el del técnico de IBM era más alto. Seguramente no tanto como los que habían fabricado el software, pero al menos tenía acceso a él. Por tanto, el único que podía ser hacker era el técnico de IBM, pero a este no le interesaba ser hacker en el sentido de reventar el sistema que le daba de comer.[8]

Hasta que el conocimiento no salió de allí no puedo nacer el hacking como tal:

En el momento que el conocimiento técnico se va generalizando, y esto pasa con los PDP y VAX de Digital, que son máquinas que están en las universidades, mucha gente conoce las tripas y cómo funcionan. Y después las máquinas con sistema operativo Unix.

Estas máquinas empiezan a tener un sistema operativo y herramientas, el conocimiento de los cuales ya no es sólo propiedad de Digital sino de todos los profesores y estudiantes universitarios. Esto hace que empiece a haber un montón de gente que sabe cosas, y nace el hacking a gran escala. No hay nadie que haga hacking de un gran sistema de IBM porque muy poca gente conoce los intríngulis de este sistema. ¿Has oído hablar alguna vez de un virus de un AS400 de IBM? ¡Porque nadie lo conoce!. El hacking que se hace famoso es en las universidades, a partir de los PDP, VAX y máquinas UNIX, en los años 80. Y, a partir de los 90, con Internet y Windows.[9]

La facultad de informática de Barcelona

Las primeras facultades de informática españolas, en Madrid, Barcelona y Euskadi, se crean en 1976 y los primeros cursos arrancan en 1977.

La de Madrid se equipó con IBM y la de Barcelona, con gran sorpresa de medio mundo, con Digital, que aún no existía en España. Digital España no se instala en ninguna empresa hasta el año 78-79, aunque algunos bancos o La Caixa ya tenían ordenadores pequeños con PDP de unos años antes. La gente decía: ¿Qué hacen esos locos de la facultad de Barcelona comprando una máquina que no hay otra en España, y sin haber ni un representante? Pero a la facultad no le importaba, porque sabía más de informática que los de Digital. Es como la gente que ahora se cree que Microsoft tiene a alguien que sepa del tema en España.[10]

Barceló vio en seguida una oportunidad y respondió a un anuncio que buscaba profesores de informática en la Universitat de Barcelona.

El primer decano fue Manel Martí Recover, acompañado de gente como Félix Saltó, de IBM. Yo no estaba en este grupo porque no lo sabía, pero en agosto del 77 ví un anuncio en "La Vanguardia" donde pedían profesores para la facultad de informática de Barcelona. Así que vine aquí, hablé con Recover, que había sido cliente de Bull, tenía un G-400. Le dije que me interesaba dar clases, que en Bull había montado el departamento de educación en Barcelona... En aquella época, cuando una empresa vendía un ordenador, cogía a diez tíos del cliente y les hacía un curso para formarlos. Yo había montado esto en Barcelona, era uno de los primeros que enseñó programación estructurada en España.

El rector me dijo: Mira, tenemos una asignatura de diseño tecnológico, que era ingeniería del software. Cogí material de la Bull, fabriqué un programa con lo que sabía y le dije que vale. Soy profesor desde el primer año, aunque la logística de la facultad se había estado montando el año antes. Empezó con muy poca gente. Todos veníamos de empresas.[11]

El primer curso, en 1977, se nutrió de estudiantes que estaban en los últimos cursos de otras carreras y pocos acabaron. Hasta 1984 no hubo titulados de informática en la facultad de Barcelona. Entonces, aparecieron también los primeros hackers, que tenían acceso a los sistema informáticos y eran capaces de hacer cosas diferentes usando los PDP y VAX. Aunque la facultad tenía normas estrictas, como prohibir imprimir manuales en la impresora, para evitar el gasto de papel y tinta entre otros, siempre había quien se pasaba de rosca y recibía un "pequeño castigo", según Barceló. Pero la cosa empezó a descontrolarse a partir del 94-95, con el acceso a la redes.

En la facultad, cuando localizábamos a un chico que se movía más de la cuenta, le cogíamos. Hazlo tuyo, intégralo, lo conviertes en el tío del laboratorio que tiene que parar a los otros. Claro que sabíamos que haría animaladas y dejaría colar a sus amigos, pero sabes que tiene el suficiente conocimiento como para parar mucho de los otros. Y como este es un mundo en el que la amistad no existe... hay más reto que colaboración. Si uno es colegui sí le dejarás hacer, pero los grupos de coleguis son muy reducidos. Pueden poner información en la red, pero entre ellos habrá la rivalidad de: yo he hecho esto y tú no sabes hacerlo.[12]

La ciencia ficción

Miquel Barceló es un gran aficionado a la ciencia ficción, como muchos hackers, que lee y también escribe. Desde 1986 lleva la colección de ciencia ficción Nova, de Ediciones B:

A veces me carteaba con los autores y algunos me decían que tenían conexión en Bitnet, Compuserve... Yo tenía conexión en EARN y EARN tenía una pasarela a Bitnet. Así descubrí que era mucho más rápido conectarme por mail. Para mí, del 87 al 90 representa el cambio radical.[13]

Barceló también frecuentaba la BBS Libro de Arena, especializada en ciencia ficción, que llevaba Bucky Torres.

Notas

  1. Conversación privada con Miquel Barceló
  2. Conversación privada con Miquel Barceló
  3. Conversación privada con Miquel Barceló
  4. Conversación privada con Miquel Barceló
  5. Conversación privada con Miquel Barceló
  6. Conversación privada con Miquel Barceló
  7. Conversación privada con Miquel Barceló
  8. Conversación privada con Miquel Barceló
  9. Conversación privada con Miquel Barceló
  10. Conversación privada con Miquel Barceló
  11. Conversación privada con Miquel Barceló
  12. Conversación privada con Miquel Barceló
  13. Conversación privada con Miquel Barceló

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